ESPAÑOLES
EN EL GULAG (PARTE VI)
LOS HOMBRES DE AZUL / UN EXTRAÑA EPÍLOGO EN CASA
Dos
años de guerra
La División Azul (División Española de Voluntarios,
nombre oficial) fue la aportación que el régimen de Franco hizo a la Segunda
Guerra Mundial. Combatió en Rusia dos años, del 12 de octubre de 1941 al 12 de
octubre de 1943, en el seno del ejército alemán. Inicialmente pensada como
unidad falangista (de ahí procede el epíteto "azul"), fue finalmente
configurada bajo mando militar. La DA combatió en la región de Novgorod, ante
el río Voljov (que llegó a traspasar) y en las proximidades del lago Ilmen, y a
partir de septiembre de 19452 ante Kolpino, arrabal industrial de Leningrado.
A
modo de consolación
Fue retirada por presiones de las diplomacias
norteamericana (con el embajador Carlton Hayes al frente) y británica (en manos
de su homólogo Samuel Hoare). Sin embargo, quedó en Rusia un contingente de
poco más de dos mil hombres (por la División habían pasado más de cuarenta y
cinco mil) para mitigar el efecto que entre los alemanes iba a producir aquella
retirada y repatriación.
La
última Legión
La nueva unidad recibió el nombre de Legión Azul, y, tras
un cierto entrenamiento, combatió en enero de 1944 en el frente de Kostovo, a
medio camino entre los dos frentes en que había participado la División Azul.
Sin embargo, por aquel entonces la situación del ejército alemán en el sector
norte del frente ruso era ya muy precaria, y el inicio, el día 14, de la gran
ofensiva soviética de invierno obligó a la retirada general.
La Legión Azul participó en los combates de repliegue y
en marzo, tras la pertinente presión aliada y la acción de su diplomacia, fue
repatriada.
Dispersión
muda
La noche de la llegada del Semínaris (en la imagen, ya atracado en Barcelona), los repatriados
que se dirigían al centro y al sur de la península iban a partir de la Estación
de Francia. En Madrid estaba prevista una clamorosa bienvenida para ellos. Sin
embargo, cuando entraron en la citada estación de la ciudad condal, la policía
armada los rodeó y les impidió acceder al tren. Probablemente a El Pardo no le
interesaba una "entrada triunfal" de la División Azul en Madrid en
una época de acercamiento al bloque occidental.
¿
Espías camuflados ?
Mientras tanto, en la Dirección General de Seguridad
cundía el nerviosismo ante la posibilidad de que los soviéticos hubieses
infiltrado espías entre los regresados. Por ello, procedió a una severa
comprobación de identidades y a interrogatorios diversos a los republicanos:
según una noticia del New York Times,
cabía la posibilidad de que los desertores fuesen sometidos a consejo de
guerra.
Una
muerte sin resolver
Otro punto oscuro de la época fue un asesinato, el de
Fausto Gras Gelet, repatriado hallado muerto en la prensa de la central
eléctrica de su pueblo, el leridano Alguaire. Los informes policiales lo
registraron como suicidio, pero se daba el caso de que se le encontró atado de
pies y de manos.
FIN
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