Juan A. Llopart para TdE/Afirmaba Josep Anglada, en la reciente entrevista que Tribuna de Europa le ha realizado que: “Hoy es evidente que el fundamentalismo cristiano es prácticamente inexistente en Europa, mientras que el islámico es una amenaza real y en progresión.” Sin lugar a dudas Anglada está equivocado, lo confirman los más de 90 muertos registrados en Oslo tras un doble atentado, el cual, ha sido realizado por un fundamentalista, presuntamente cristiano.
Sería cómico, sino fuera trágico, observar las primeras reacciones de webs y blocs antiislamistas. Todos afirmaban la paternidad islámica de los atentados, todos expresaban su rabia y asco por el “atentado islamista”. Eran los mismos que celebraban el asesinato del ex agente de la CIA, Bin Laden, o que festejaban la intervención de “Occidente” en Irak o Libia; los mismos que, seguramente, alzan sus copas cuando algún talibán es asesinado en su tierra por las tropas de “Occidente”; son los mismos que miran a otro lado –porque dicen que no les compete- cuando Israel perpetua el holocausto del pueblo palestino. Son los mismos que, cuando algún árabe responde a “Occidente”, con sus escasas armas, y agrede a “Occidente”, claman venganza tras la “profunda indignación ante tal osadía”.
Pero no, el terrible atentado no ha sido realizado por ningún islamista radical radicado en Europa; ni ha sido cometido por un palestino desesperado al ver como día a día matan a su pueblo; ni ha sido realizado por un afgano, libio o iraquí en venganza a los asesinatos que en su tierra “Occidente” comete; ni han sido, tampoco, los servicios secretos de Irán. No, ese atroz atentado ha sido cometido por un noruego, por un tal, Anders Behring Breivik.
Anders Behring Breivik, es, según parece, un exaltado antiislamista, defensor del eurosionismo, admirador de Churchill y de un militar de la resistencia anti nazi y, consecuentemente, contrario al gobierno instaurado por Quisling.
Su acción, se piensa, podría ser un acto de protesta por el posible reconocimiento del Estado palestino en el próximo Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Está claro que considerar al “Islam como el principal enemigo de Europa”, aparte de ser una falsedad, genera y refuerza la creación de partidos populistas que ponen su punto de mira en un solo objetivo: el Islam. Pero el verdadero peligro de este populismo es que da vida a otro fundamentalismo: el antiislamico, sea éste, cristiano o judío. Un fundamentalismo que, como se ha visto, enarbola el dirigente de la populista PxC cuando exalta a sus seguidores al grito de “Cristo es nuestro Comandante”, un grito, que muy poco le separa del que lanzan los radicales islámicos.
Uno de nuestros frentes de batalla debe de ser la lucha contra todo fundamentalismo, incluido el fundamentalismo democrático instaurado, que utiliza a hombres y mujeres como cebos humanos en nombre de “Occidente”: quién no recuerda con tristeza el 11-S y el 11-M.
Como rezaba una propaganda del MSR: “Europa: Ni Estado islámico ni colonia yankee”.
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