BOLETÍN INFORMATIVO DISIDENTE NACIONAL REVOLUCIONARIO

jueves, 23 de febrero de 2012

EN TORNO A LA "VIOLENCIA POLICIAL"




Los recientes acontecimientos de Valencia, donde la Policía Nacional cargó con gran contundencia contra los alumnos del Instituto “Luis Vives”, que protestaban porque los recortes en el presupuesto educativo les han dejado sin calefacción, han vuelto a poner sobre la meda el tema de la “violencia policial”.
La violencia policial es un subconjunto de la violencia institucional. Tan “violencia” es el porrazo del policía contra el manifestante como el chantaje de la empresa “Panrico” a sus trabajadores para que estos acepten cobrar menos y trabajar más horas, bajo la amenaza de que cierre la empresa y quedarse sin trabajo. También es violencia meter en la cárcel a un librero por vender libros que cuentan una historia de la Segunda Guerra Mundial distinta a la versión oficial, escrita, lógicamente, por los vencedores.
Para mucha gente estas dos últimas formas de violencia institucional son normales, aceptables e, incluso, loables. Pero esta misma gente se rasga las vestiduras ante la violencia policial. Sera que la violencia física tiene mala prensa, pero otras formas de violencia, más sutiles y sofisticadas, se aceptan como algo “normal”.
El problema de estas actitudes de “escandalo” es que dan lugar a situaciones en que los árboles no dejan ver el bosque. Mucha gente se rasga las vestiduras ante la violencia policial, pero pocos se escandalizan de que en un instituto de secundaria público no se pueda encender la calefacción por falta de presupuesto. Esta es la cuestión: el “debate” sobre la violencia policial sirve para desviar la atención de la cuestión fundamental.
La policía no es una banda armada. Tiene sus mandos policiales, nombrados a dedo por el político de turno, y tiene unos responsables políticos que la mandan. Un policía individual puede extralimitarse por cuenta propia, pero cuando toda una fuerza policial se “extralimita” como ocurrió en Valencia, es que está, pura y simplemente cumpliendo órdenes.
La casta política, los que “gobiernan” siguiendo los dictados de Bruselas y del Fondo Monetario Internacional usan y abusan de la policía. La usan para reprimir a la población que se queja de sus recortes de derechos, de los abusos empresariales y bancarios, de la corrupción de los políticos, del paro y de las consecuencias de una crisis que la población no ha provocado. Pero además abusan de ella cuando se desentienden, cuando hacen como si la cosa no fuera con ellos, ¡cuando ellos han sido los que han dado las ordenes y la policía se ha limitado a ejecutarlas¡
Muchos botarates que aplauden los recortes y la reforma laboral, y que las parece muy bien la sumisión de España a Bruselas o el FMI piden ahora “responsabilidades”. Pero ¿”responsabilidades” a quien?, pues a la propia policía, naturalmente. Un tertuliano de una cadena de televisión privada catalana, echaba las culpas a “grupos fascistas infiltrados todavía en las fuerzas de Orden Público”. ¡Ya salió la palabra mágica¡ La responsabilidad no es de los políticos, ni de los banqueros, ni del FMI, sino de los susodichos “grupos fascistas infiltrados”.
Este hipócrita lloriqueo ante la “violencia policial” es un instrumento más del sistema para desviar la atención ante los auténticos problemas.

José Alsina Calvés

No hay comentarios:

Publicar un comentario