BOLETÍN INFORMATIVO DISIDENTE NACIONAL REVOLUCIONARIO

lunes, 27 de febrero de 2012

PSICOSIS PERMANENTE



La dirección de la Deutsche Oper de Berlín se deshace en explicaciones y peticiones de disculpas, pero cuesta creer que nadie se diese cuenta a tiempo. En el programa para esta primavera aparecía 'Rienzi', de Wagner, como representación correspondiente al 20 de abril, fecha del cumpleaños de Hitler. En varias biografías del líder nazi consta que Rienzi era su ópera preferida. Es más, él mismo confesó en vida a la nuera de Wagner que la primera vez que la escuchó descubrió su auténtica vocación política. "Demasiadas coincidencias hacen de esa representación una mala idea", había dicho el diario alemán 'Die Welt' en su editorial.
El caso es que, una vez descubierta por el personal del teatro la inoportunidad del programa, varios cantantes fueron excusándosey anunciando que no participarían en la representación de forma que el director de la Deutsche Oper, Christophe Seuferle, ha decidido sustituirla por 'Jenufa', de Leos Janácek, y posponer 'Rienzi' hasta el día después, el 21 de abril.

La pasión de Hitler

Hitler, sin embargo, había desarrollado su fascinación por 'Rienzi' mucho antes, en Viena. Junto con su amigo August Kubizek, asistió a innumerables representaciones wagnerianas en el Teatro de la Ópera de Viena, donde pagaban dos 'kronen' por entradas que solo les permitían asistir de pie. Según la biografía de Ian Kerschaw, eran solo dos de los "miles de fanáticos de Wagner que acudían en tropel al Hofoper de Viena en el cambio de siglo a escuchar las obras del maestro de Bayreuth. Wagner era, para aquella generación, el vindicador del corazón frente a la cabeza, del 'Volk' contra la masa, la rebelión de lo joven y vital contra los viejo y osificado".
Kubizek contaría después que "escuchar a Wagner significaba para Hitler no una mera asistencia al teatro, sino la oportunidad de ser transportado a aquel estado extraordinario que producía en él su música, un trance, una huida a un mundo de ensueño místico". En aquella época, Hitler proclamaba que su preferida era 'Lohengrin', pero en 1923, cuando visitó por primera vez la casa de Wagner, comentó a Winifred, la mujer del hijo de éste, Sigfried, que escuchando 'Rienzi' fue como descubrió su vocación y su destino político. "Allí comenzó todo", fueron sus palabras. Winifred dijo después que ese día había visto a Hitler como 'el salvador de Alemania'.
Más tarde, el Führer pidió como regalo para su quincuagésimo cumpleaños, en 1939, un manuscrito de 'Rienzi'. Lo guardaba en su búnker de Berlín y desapareció con él en 1945. Dados estos antecedentes, resulta difícil pensar que la dirección de la Deutsche Oper no cayese en la cuenta de que estaba programando semejante título precisamente en el día de su aniversario. El desliz se produce, además, en el año del centenario de la Deutsche Oper.


Fuente:El Mundo

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