BOLETÍN INFORMATIVO DISIDENTE NACIONAL REVOLUCIONARIO

lunes, 25 de junio de 2012

EL "PROGRE" (ANTI) ESPAÑOL, ESE SER RENTABLE


Dentro de la fauna hispana, el perfil más entrañable corresponde sin duda al progre. Probablemente el ser más contradictorio del Universo, suele contradecir cada vez que habla, lo que dijo en la frase anterior.
El perfil que voy a dar corresponde al progre puro. Hay progres, como el chocolate, con diversos grados de pureza. Como no puedo hacer un estudio progre por progre, generalizaré partiendo de un porcentaje de pureza a partir del 72,93%, lo que ya nos da un perfil muy cercano al progre puro.
 
El progre es siempre siempre antiespañol. Odia a España profundamente, él no sabe por qué con concreción. De manera abstracta la palabra España le suena a "facha" (¡vade retro!), a yelmo de conquistadores genocidas, a hogueras de inquisición, a un general casi enano que no llegó a conocer en la mayoría de los casos, le da olor a iglesia y le suena también a un falangista muy facha muy facha llamado el Cid. Es sencillo, en la mentalidad del progre, todo es bastante sencillo, por eso no sufre por sus contradicciones: España es mala y el progre siempre es el bueno, ergo el progre es antiespañol. En algunos casos de pureza extrema, el progre bucea en sus apellidos para encontrar uno que suene de lejos a eskaldún, sentirse basko y quedar en paz con su alma. Les juro que he visto hacer eso a muchachitos de Valladolid. Pero el progre no es xenófobo, porque odiar a lo español es de justicia.
 
El progre está fundamentalmente con la clase obrera, con la gente del campo y con las razas que no sean la blanca. Que sea de extracción pequeño burguesa, urbanita y blanco, no es contradicción, es que ha tomado conciencia.
 
El progre odia el capitalismo, pero sigue todos los dictados que le ordenan desde los medios de comunicación del capital: defiende con ardor fascismos feministas, será furibundo ecologista (patrocinado por Repsol e Iberdrola), radical antiracista hasta el punto de considerar mejor que los occidentales, a cualquier etnia que practique barbaridades; por ejemplo mezclará su radical feminismo con un apoyo al Islam "porque es su cultura y hay que respetarla". Y se quedará tan pancho, el tío. Con un par de cojones.
 
El progre es tolerante, pero cualquier opinión que discrepe de la suya será tachada de nazi, de facha, y condenada en la hoguera, porque "hay que ser intolerante con los intolerantes". Esta vez con tres pares de cojones. El progre necesita sentirse superior, por eso es un buen chico y sigue los dictados buenistas del capital, para ser mejor en público que los fascistas.
 
El progre odia el colonialismo, lo suyo es la caridad, pero ojo: ¡jamás cristiana! A su caridad le llama solidaridad y suele consistir en el gusto por pegarse viajazos, vía oenegés, para llevarle chuches a los negritos. El progre adora la subvención.Asimismo el progre odia que los blancos vayan a otros países, por que destrozan la bonita cultura autoctona de: por ejemplo los pueblos del amazonas. pero adora que a España venga quien quieraEn caso de conflicto entre un español y un, pongamos por caso, delincuente sádico extranjero, el progre, reflejo pauloviano, siempre defenderá al extranjero. (Mientras no sea blanco).
 
El progre dice que lo fundamental es la cultura y la educación, por eso debe ser que apoya métodos educativos de mierda que nos han puesto a la cola del mundo civilizado en nivel cultural. Lo de apoyar la cultura consiste en decir que Almodóvar es transgresor y la muermo de la Coixet, profunda.
 
También apoya culturalmente cualquier exposición artística donde se loe la homosexualidad, o, preferentemente, salga un perro cagándose en la boca de Jesucristo, por ejemplo. O la virgen mamándole el coño a una puta negra, eso es arte, sí señor. El progre es así. El arte consiste básicamente en meterse con la Iglesia católica, la tradicional aquí. Cuando algún artista se mete con el Islam, es un xenófobo racista fascista machista patriarcal.
 
Para el progre la heterosexualidad es casi una enfermedad a extirpar. Suele hacer a una persona mejor persona, por el hecho de ser homosexual, como si la hijaputez y la orientación sexual tuvieran que ver. El progre es así.

El progre odia las manifestaciones populacheras "fascistas", pero adora uno de los espectáculos de peor gusto que se pueden ver: el día del orgullo gay. Algo de lo que cualquier gay con verdadero orgullo debiera huir, en mi opinión. Una representación chabacana y voluntaria, de los peores topicazos que sobre los gays puede haber: locazas, exhibicionistas, marimachos agresivas, promiscuidad neurótica, travestismo compulsivo... Si yo fuera gay sentiría profunda vergüenza de esta pandilla de no sé qué.
 
Para el progre la historia es arcilla en sus manos, moldeable a su gusto. El progre está contra la pena de muerte, pero justificará matanzas de "fascistas". Es antirreligioso, pero defenderá indigenismos supersticiosos y regímenes políticos teistas. Es profundamente demócrata, pero alabará dictaduras populistas que se camuflen de izquierdas... Son entrañables, ¿no me digais que no?
 
Y sobretodo, el progre me echará en cara que no haya hecho este escrito diciendo "el progre y la progra", tal y como sus amos le indican que es lo correcto, lo guay ahora.
 
El progre es, al cabo, de lo que toda la vida ha habido: masa aborregada que sigue las órdenes que sus amos le dictan y se siente bien al ser "de los buenos".
Y algunos imbéciles creen rebeldía su postura. El autoengaño en los seres humanos debe ser un mecanismo de supervivencia, Raus nos lo dirá.

Extraido de: El Desclasado Blog
 
 

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