Y aquí están por fin las famosas normas, que todos deben tener en mente y deben sobretodo admitir forzosamente para no tener nauseas cuando se vea el telediario por la noche, o cuando se lee el periódico por la mañana, para conocer lo que sucede con los palestinos y libaneses enfrentados a esos ogros sionistas, llegados de todas partes hasta sus casas para envenenar su vida cotidiana:
Norma número 1: En el Próximo Oriente, siempre son los árabes quienes atacan primero y siempre es Israel quien se defiende. Esto se llama represalias.
Norma número 2: Los árabes, palestinos o libaneses no tienen derecho a matar civiles del otro lado. Esto se llama terrorismo.
Norma número 3: Israel tiene derecho a matar civiles árabes. Esto se llama legítima defensa.
Norma número 4: Solo cuando Israel mata demasiados civiles, las potencias occidentales llaman a la moderación. Esto se llama reacción de la comunidad internacional.
Norma número 5: Los palestinos y los libaneses no tienen derecho a capturar militares israelíes, incluso si su cantidad es muy limitada y no superan los tres soldados. Llamad a esto como queráis, pues no hace enfadar a los sionistas.
Norma número 6: Los israelíes tienen derecho a detener a todos los palestinos que quieran. Tienen ya en sus siniestras cárceles a 10.000 prisioneros a día de hoy, de los cuales casi 300 son niños. No hay ningún límite a su bandidaje en la región, y no tienen ninguna necesidad de aportar alguna prueba de la culpabilidad de las personas detenidas. Para ellos, todo árabe y todo musulmán han nacido con la etiqueta “terrorista” pegada en la frente. No queda más que cogerlos para encerrarlos, si es que han tenido la suerte de salvar su pellejo.
Norma número 7: Cuando decís “Hezbollah”, siempre hay que añadir la expresión “apoyado por Siria e Irán”. Como si Siria e Irán fueran países poblados por marcianos, a priori hostiles al género humano.
Norma número 8: Cuando decís “Israel”, no hay que añadir seguidamente: “apoyado por los Estados Unidos, Gran Bretaña y el resto del mundo occidental”, primero porque es una cosa totalmente normal y además, porque se podría hacer creer de este modo que se trata de un conflicto desequilibrado.
Norma número 9: No hablar nunca de “Territorios ocupados”, ni de “resoluciones de la ONU”, ni de “violaciones del derecho internacional” ni de las “Convenciones de Ginebra”. Todo esto solo se aplica a los “canallas” árabes. Los sionistas son a priori entes civilizados y tienen pleno derecho fuera de la ley frente a los apaches.
Norma número 10: Los israelíes y los sionistas que viven entre nosotros, hablan mejor el francés que los árabes. Eso explica que se les dé, así como a sus partidarios, tan habitualmente como sea posible la palabra. Y es por ello que nos pueden explicar las normas precedentes (de la 1 a la 9). Esto se llama neutralidad periodística.
Norma número 11: En los platós de televisión y en los estudios de la radio, los sionistas están siempre y obligatoriamente invitados para hablar de ellos mismos y justificar el gangsterismo de Israel. Y para causar buena impresión ante los “débiles” que se los miran, son otros sionistas de aquí o incluso venidos de Israel, presuntos especialistas del mundo árabe-musulmán, quienes siempre y obligatoriamente son invitados para disertar, como académicos bien acreditados, sobre los palestinos, sobre los árabes y sobre los musulmanes, como si fueran microbios o animales exóticos; bestias incapaces de hablar de sí mismos. Esto es demostrar objetividad mediática y de debate muy contradictoria, cuando se trata del bandidaje israelí.
Norma número 12: Si no estás a priori de acuerdo con todas sus normas, nunca tendrás derecho a hablar en nuestros sagrados medios. Y si logras expresarte en otros lugares para denunciar estas normas y decir que ellas favorecen a los sionistas contra los palestinos y contra todos los árabes, es que eres un antisemita notorio, es decir: un peligroso terrorista de obediencia islamista.
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