BOLETÍN INFORMATIVO DISIDENTE NACIONAL REVOLUCIONARIO

martes, 27 de marzo de 2012

LOS MENSAJES DEL ISLAM FRANCÉS TRAS LA PREDICACIÓN DEL CARNICERO DE TOULOUSE


J.M.- Viven en casas sociales de barrios sociales. Comen y se visten de subvenciones sociales. Bajo sus casas sociales tienen buenas bibliotecas sociales con que pasar el tiempo libre que les deja vivir de subvenciones sociales en sus casas sociales de barrios sociales. Allí ya no llega la República Francesa. En realidad, no llega ni el laicismo de la República Francesa, exterminado por el islam en su beneficio. Pero son unas pobres víctimas sociales de la sociedad social, según los reportajes tóxicos de los periodistas socialistas sociales. No es que sean antes musulmanes que franceses. Es que, sencillamente, no son franceses. En realidad, son enemigos de Francia, una abrumadora quintacolumna intestina que sueña con matar. En las mezquitas ya se ha urdido la estrategia para rentabilizar la situación: los musulmanes son las auténticas víctimas y la solución es más islam.
Están vendiendo drogas. Le insultan. Le amenazan. Le tiran piedras. Pero el periodista social les llama “aterrorizados muchachos franco-magrebíes”. Y al brutal carnicero del tiro en la nuca de una niña de siete años le llama “soldado francés de Al Qaeda”. Mohamed Merah. ¿Cómo Mohamed Merah? ‘Monsieur’ Mohamed Merah. Un héroe.
Una palabra es repetida y repetida por cientos de noticias en Francia. Jefes y jefecillos de organizaciones musulmanas de región, barrio y esquina pronuncian cientos y cientos de veces una palabra: “amalgame”. Lo que los jefes y jefecillos de organizaciones musulmanas de región, barrio y esquina en España llamarían “generalización”. Sus hermanos matan, pero son los musulmanes quienes tienen miedo. Miedo de “de una posible generalización con el islam en Francia”. ¿Y cómo luchar contra la “tentación de la generalización”? Todos somos responsables, es una “responsabilidad compartida” por todos. “Pero, sobre todo es una responsabilidad de los políticos”, añade el mensajero anti-amalgame.
Los musulmanes franceses “están inquietos”. Son ellos quienes tienen miedo de enviar sus hijos al colegio. Así que, en un clima como este, es necesario que los musulmanes “no caigan en la psicosis y cedan al pánico”. Sólo un islamófobo diría que en todo caso deben ser los padres de los niños no musulmanes los que tengan miedo de enviarlos al colegio, quienes tengan derecho a caer en la tentación de la psicosis y el pánico. Gentes intolerantes. Son los musulmanes quienes tienen miedo. Es más, el responsable de lo que ocurre es el “gobierno francés” que “no ha hecho las cosas de forma correcta”. “En vez de incitar al amor entre las personas, ha favorecido las diferencias entre los musulmanes y los otros franceses”, se queja, con razón, un musulmán dolido.
Las mezquitas bullen. ¿Cómo salir de esta con oficio y beneficio? Ya está. En realidad, son los musulmanes las auténticas víctimas. Tienen miedo por ellos y por sus hijos. Y son sus dirigentes quienes se encuentran “desamparados frente a la radicalización de algunos de sus fieles”. Monsieur Mohamed Merah no sólo era una víctima de la sociedad, sino también una persona “frágil”, según le describen sus hermanos de fe. El pobre. Para los investigadores musulmanes de organizaciones musulmanas, la solución está en las mezquitas, porque “la mezquita es en realidad más bien un agente de contención de la violencia, de la radicalización” de manera que “la radicalización se desencadena no por el paso por la mezquita, sino más bien por la ruptura con la mezquita”.
Así que la solución es más mezquita y más islam. Un medio católico se fija, arrobado, en la modélica trayectoria: es necesario enseñar a los niños más árabe -con fines de integración, aunque no se sabe con qué ni con quién en un país aún no demasiado árabe como Francia. Y también hay que enseñar más Corán a los niños con métodos de enseñanza “muy tradicionales”: “Memorización y recitación del Corán de carrerilla varias horas todos los fines de semana”. Las madrasas a la afgana triunfan en Francia. De esa forma, los niños y las niñas de la catequesis coránica siempre tendrán en mente, y podrán recitar de carrerilla, que es necesario matarlos a todos, allí donde estén, y que esa es la única retribución que se merecen los infieles y sus impuras hijas de siete años.

Extraído del blog Europa Nacional.

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