Arriba el telón: la función va a empezar. Quiero decir que lo va a hacer en serio, con el funcionamiento de todo su engranaje molesto, de toda su farsa, de poner en marcha los mil y un artilugios que las pesadas campañas electorales suelen traer consigo, desde la pésima oratoria hasta la saturación de imágenes de los protagonistas de este teatro o circo, da igual, lo que importa es intentar convencer al pobre ciudadano de que introduzca la papeleta con el nombre deseado en esa pequeña urna que después tantos quebraderos de cabeza habrá de traernos. Sea quien sea el que alcance el triunfo -no nos engañemos- jamás alguno de ellos ha cumplido con lo que prometía, si acaso alguno lo ha disimulado de mejor manera.
Tenemos por delante semanas infernales de mensajes cuyo contenido nadie se cree de verdad, aunque le parezca el de su candidato más creíble, menos torpe, más honrado o mejor hipócrita...; quien sabe cuáles van a ser las motivaciones que nos han de llevar a las urnas esta vez, en este momento tan difícil, tanto que resulta enigmático, si se piensa, la causa del excesivo interés de los dos señores que pugnan desde hace tiempo por dirigir este cataclismo nacional. Dos señores y ano tan jóvenes cuyo conocimiento de lo que se les viene encima es real, uno porque él mismo ha contribuido a traerlo, y otro porque lleva demasiado tiempo en política y dice conocer las soluciones aunque hasta el día de hoy no ha abierto su boca para expresarlas.
Deseábamos, la Democracia como un maná celestial, pero no sabíamos (¿Cómo narices íbamos a saberlo ?) que la tan deseada nos traería este cúmulo de falsedades, impotencia y hastío. Desconocemos, pobres ignorantes, que la política es por encima de todo, el arte de la demagogia, y ésta, según el diccionario consiste en "atraer, mediante oratoria y medias verdades, las decisiones de los demás hacia los propios intereses, utilizando falacias o argumentos que tras un buen análisis resultan inválidos o simplistas". La Historia nos advierte que ya Alcibíades apeló al coraje y la vanidad de la Asamblea de Atenas para obtener el mando y conquistar Sicilia en la Guerra del Peloponeso. J.Mª Velazco, que obtuvo cinco veces la presidencia de Ecuador, fue uno de los más destacados de América Latina, haciendo suya la frase de que le bastaba con un balcón para conseguir incluso la sexta.
La demagogia es la mejor arma con que cuentan los políticos para lograr sus fines, quizás porque el ser humano en el fondo necesite el engaño para obtener un poco de esperanza, especialmente cuando el mundo entero parece empeñado en que tenemos delante un nuevo Apocalipsis.
Nada importa que no sepamos en realidad como y donde empezó esta debacle o caos económico cuando escaso tiempo antes bebíamos el elixir del bienestar a borbotones y en finas copas de oro. Y menos sabemos aún, por qué quienes ahora se presentan como redentores y poseedores de grandes soluciones al conflicto, no impidieron, si tanta es su sabiduría, que llegásemos a esta situación, que más que crisis, es ya una pandemia terrible.
Volverán las oscuras golondrinas... decía el romántico y algo cursilón poeta Bécquer, para expresar que la primavera y el amor llegarían aunque tardasen un poco. Vuelven de igual modo los candidatos a ofrecernos sus demagógicas palabras envueltas en rutilantes discursos, puede que con menos arrogancia, pero con el mismo descaro de saber que no tienen más remedio que engañarnos.
Peinarán sus cabellos ( quienes los tengan ) cuidadosamente, vestirán con el traje cuyo color sea más favorecedor ante los focos, ensayarán sonrisas en sus espejos privados, y vociferarán sapos y culebras sobre sus adversarios para contentar al posible iluso que los vea y escuche. Habrá quien deba decir, obligatoriamente, 2donde antes, hace unos meses dije digo, ahora es Diego", mientras es posible que acaricie su calva con el temblor del mentirosos. Y por supuesto, quien sabiendo de su triunfo anticipado, no se moleste en corregir su desagradable sesea y la poca fuerza expresiva de su mensaje.
Habrá de todo, claro está. Pero me atrevo a decir que si por algo van a distinguirse estas elecciones es por la falta de ánimo para ir a votar y la desconfianza en quienes consigan el triunfo.
Extraído de un columnista cualquiera de un medio cualquiera.
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