TdE/Después de las revoluciones de la « primavera arabe », los islamistas ganan terreno y Occidente aumenta el peligro terrorista
La “juventud de Facebook” a hecho su tiempo en los paises arabes despuès de los sobre saltos politicos que les han sacoudidos. Asi se desvanecen igualmente las esperanzas de Estados Unidos y de la Union Europea de ver emerger, despuès de la caida de los dictadores en Egipto, en Tunez y en Libia, las “democracias liberales” de modelo occidental. El vacio de poder en estos paises de Africa del norte esta ocupado –es ahora patente- por los islamistas. La historia dará a luz sin duda de una de estas bromas de mal gusto y nos dirá pronto que las bombas de la OTAN, lanzadas sobre Libia, habran ayudado el derecho islamico, la Sharia a instalarse en el pais. De hecho, en la mitad de septiembre, el presidente del Consejo Nacional de Transición, Moustafa Abd Al-Djalil, ha hecho saber que “se construirará en Libia un Estado de derecho, un Estado social, un Estado en el cual la jurispridencia islamica, es decir la Sharia, constituirá la fuente de todas las leyes”. La afirmación de Al Djalil, que decia “no tolerar ninguna ideologia extremista”, aparece ahora como una pildora tranquilizante destinada a Occidente.
La situación es casi la misma en la vecina Tunez, dónde, al principio de este año 2011, la “primavera arabe” ha realmente empezado cuando la población enfurecida ha hechado a Zine el-Abidine Ben Ali, al poder desde hace bastante tiempo. En Tunez, el partido islamista Ennahda tiene casi todas las posibilidades de ser la fuerza política la más poderosa desde las primeras elecciones que se tendran al fianal de octubre. El partido “Ennahda” hace como de seguir la linea moderada del AKP turco, hoy en el poder en Ankara : sería asi “occidentalizado” y “moderno” para presentarse a los observadores exteriores pero, a pesar de esta fachada, los islamistas tienen en la mente transformar Tunez en un Estado islamista, que ya no tendría nada de “occidental” o de “moderno” en sus fundamentos. En esta optica, el jurista y constitucionalista tunezino Djaouar Ben Moubarak estima “que el Ennahda habla de un Estado secular, y al mismo tiempo queriendo servirse de la Sharia como fuente de primera inspiración para la futura constitución tunezina”. A esto se añade Arabia Saoudita, dónde el wahhabismo, una forma particuliarmente retrograda del islam, es religión de Estado, ha apoyado de manera generosa las “revoluciones” en los Estados de Africa del Norte, con la intención evidente de exportar sú propio modelo que es en nada compatible con los valores occidentales como la democracia o los derechos humanos.
En Egypto también los islamistas ganan puntos. En este país que conta hoy en día con 80 millones de habitantes, los hermanos Musulmanes, que constituian bajo Moubarak la principal fuerza de oposición, tienen el viento a favor. Sú partido, que se presenta a las elecciones y se llama “Libertad y Justicia”, ganará probablamente las elecciones previstas para el 28 de noviembre de 2011, asi lo estiman buen número de observadores. Esto no será sin consequencia para el país arabe más poblado. De hecho, cuando el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan ha visitado Egypto en septiembre de 2011, ha hablado en favor de la emergencia de un modelo islamo-democratico; los Hermanos Musulmane han cogido de pronto sus distancias. En una declaración hecha a la prensa, los Hermanos Musulmanes han certificado: “Las experiencias realizadas en otros países no pueden ser puramente y sencillamente exportadas en Egypto”.
El objetivo, anunciado de primera por E.E.U.U., que era de “democratizar” el mundo árabe segun concepciones propias americanas, se ha quedado para más tarde…
Pero E.E.U.U. parece listo para aceptar también la aparición de nuevas formas autoritarias. En este sentido, la ministra americana de asuntos exteriores Hillary Clinton, ha elogiado el trabajo de los militares egyptios que, desde la caida de Moubarak en febrero, han cogido en mano los asuntos de Egypto y han asumido el “rol estabilizador”.
Es justamente esta preocupación de “estabilidad” que podría servir de pretexto a E.E.U.U., en los años que vienen, para prohibir a las poblaciones de esta región para forjar su destino según sus propios deseos y según sus concepciones musulmanas. En este contexto, me parece bien recordar un hecho, hablado hace poco: en Libia, unos 10.000 misiles tierra-aire han desaparecido de los arsenales militares, a pesar de los guardias. Estos misiles, llama la atención la OTAN, podrian caer en manos de los teroristas y constituir con el tiempo “un peligro serio para la navigación aerea civil”. Y ahora buen número de misiles tierra-aire estan provistos de sensores de calor, lo que les permite pegar directamente a las turbinas de los aviones.
Los indicios se multiplican que nos permiten la hipotesis siguiente: los E.E.U.U. constatan que las posibilidades de éxito de una democratización a la occidental en los paises arabes son muy limitadas a corto plazo y apuestan cada vez más en la lucha anti-terrorista. La idea de una lucha planetaria contra el terrorismo tiene mucha popularidad en E.E.U.U., hoy en día, como lo atestan las reaciones a la ocasión del decimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001. El Presidente Barack Obama ha declarado asi, en unas de sus alocuciones “no nos hagamos ilusiones, los terroristas intentaran siempre atacarnos pero, como los hemos demostrado este fin de semana, estaremos siempre atentos. Hacemos todo lo que esta en nuestro poder para proteger a nuestro pueblo”. El predecesor de Obama, George W. Bush, no se hubiera expresado de otra manera.
Para los E.E.U.U., la lucha contra el terorismo esta lejos de estar acabada: se puede afirmar eso cuando vemos las ramas de Al Qaida multiplicarse a escalas regionales como proliferan setas en un suelo humedo. Dentro de sus emanaciones de Al-Qaida, podemos citar “Al Qaida por un Maghreb islamico”, que parece querer desarollarse en un proximo porvenir en Tunez, en Libia y en Egypto, lo que permitirá a E.E.U.U. de intervenir cuando quiere, bajo el pretexto de lucha anti-terrorista.
Bernhard TOMASCHITZ
Traducción: David Jean
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