BOLETÍN INFORMATIVO DISIDENTE NACIONAL REVOLUCIONARIO

jueves, 26 de abril de 2012

XAVIER RIUS, LA HERRADURA Y BREIVIK




 Xavier Rius es un periodista al que desde hace algunos meses he tenido la oportunidad de seguir a través de sus escritos. Su nombre se me hace familiar a partir de que publicara su libro “Xenofobia en Cataluña”. He tenido la ocasión de hablar una vez con él, y si bien, desde el primer momento quedó claro que nuestras posiciones políticas estaban tan alejadas como los intereses de un gato y un ratón, valoro de él su disposición a hablar con quien se disiente y se combate; en eso, al menos, si coincidimos ambos. Eso sí, es difícil tratar con alguien que es periodista y que justifica que a un editor se le condene por editar libros históricos; los libros de historia nunca deberían de ser esposados junto a sus editores; coartar la libertad de expresión o justificar su coartación es sinónimo de cobardía y de miedo a la verdad; un periodista tendría que ser abanderado de la difusión, la investigación y la verdad.
A diferencia de los historiadores, que no periodistas, Xavier Casals o Ferran Gallego, expertos en lo que se llama vulgarmente como “ultraderecha”, Rius, aunque intenta dar un sensación de imparcialidad, cae en actitudes más próximas al sensacionalismo de un Mariano Sánchez Soler o de un vividor como Ibarra. No en vano, los artículos de Rius son abiertamente publicitados, recomendados y distribuidos por la ONG (sic) Unitat contra el feixisme i el racisme, de la que es miembro activo.  En efecto, en su libro, y valga como ejemplo, no duda en cuestionar a una dirigente del MSR, procedente de la izquierda, por su militancia vegetariana muy anterior a su incorporación al MSR. Así es, Rius afirma que ésta dirigente del MSR “explica constantemente” (sic) que “el primer régimen político que prohibió la vivisección de animales vivos fue la Alemania del Tercer Reich”, algo que es innegable, decir lo contrario seria mentir, y se lamenta –Rius- que “no sienta la misma compasión por las victimas del doctor Mengele”. Rius, cae en una actitud torticera, al mezclar una opción personal más que lícita, con una realidad política –sea del régimen que sea- y  con lo que hiciera Mengele; además expresa –sin consultar- lo que según él debe pensar esa dirigente del MSR acerca de las victimas de ese doctor y el dolor sufrido por ellas. Una comparación sin sentido, lamentable, y fuera de toda imparcialidad.
Seguramente a Rius no le haría mucha gracia que yo vinculara directamente a todo antifascista con las checas y las terribles torturas y asesinatos que allí se produjeron contra hombres y mujeres por delitos tan simples como ser, por ejemplo, católico y llevar una cruz; o que le vinculara abiertamente con los actos violentos realizados por elementos de la extrema izquierda avivados por instigadores intelectuales del antifascismo militante. Yo no lo haré, por qué tengo muy claro que en todos los campos ideológicos  hay variopintos energúmenos que actúan de forma autónoma sin fundamento ni premisa ética.  El simplismo y el  populismo generan este tipo de individuos, por lo que toda utilización interesada de hechos en busca de réditos políticos, acostumbra a darles cobertura, justificación y, en algunos casos, gloria.
Pero Rius va mucho más allá en sus “análisis” acerca de esa “ultraderecha” que dice conocer. En un reciente artículo suyo publicado en el periódico El Punt Avui y en su blog personal, titulado: “Breivik, la teoría de la herradura”, Rius mezcla todo lo que a él le interesa mezclar sin  ningún atisbo de seriedad teórica. Veamos lo que dice:
La mayoría de las fuerza de la extrema derecha xenófoba europea, que hacen de la inmigración el centro de su ideario, han ido asumiendo propuestas económicas parecidas a las que tienen o tenían grupos comunistas y la extrema izquierda: nacionalización de la banca, socialización de ciertas empresas, salida del euro, etc. Y cuando se les pregunta por ese cambio, lo justifican diciendo que la clasificación de fuerzas políticas, con el semicírculo que ubica unos a la derecha, otros a la izquierda, y la extrema derecha y la extrema izquierda totalmente alejadas, ya no es valida. Para ellos, que ahora se hacen llamar “identitarios” […]
Rius se equivoca descaradamente al identificar como identitarios a quienes son la extrema derecha xenófoba, a quienes se han adueñado de ese término, cuando en verdad les iría mucho mejor el de “etnicistas occidentalistas”. Pero se equivoca mucho más cuando expone la idea de la “herradura” identificándola con ellos, ya que entre los postulados políticos de esos “identitarios”, está “la libertad de mercado”, es decir la asunción de la economía capitalista –capitalismo social le llaman algunos-.  En esta extrema derecha populista disfrazada de “identitaria” la palabra Socialización esta prohibida, o sencillamente les es desconocida; la nacionalización de la banca es tema tabú, o “cosa de comunistas”; y otras propuestas “comunistas” propias de la idea de “la herradura”, ni se las ve ni se las espera.
Mezclar a quienes defienden la transversalidad revolucionaria con la extrema derecha xenófoba, no ya en términos meramente políticos, sino en términos económicos es falsear la verdad y establecer un análisis del todo incorrecto. Pero mezclar “la herradura” con Breivik, Al-Qaeda, la Socialización, la Nacionalización de la Banca y la inmigración masiva, quizás si sea algo más preocupante; este totum revolutum es peor que pretender juntar a Blas Piñar y a Santiago Carrillo para que visiten amigablemente Paracuellos.
Veamos, ¿Anglada, o algún otro líder populista, ha defendido en alguna ocasión la nacionalización de la banca, o la socialización de alguna empresa o de la economía? Evidentemente no, es más, Anglada, pedía privatizar la televisión pública. ¿Lo ha hecho el MSR?, sí. ¿Anglada tiene como centro de su ideario luchar contra la inmigración? Sí, y no solo contra la inmigración, sino contra el inmigrante al que llama “chusma”. ¿Lo tiene el MSR? No, el MSR esta contra quienes provocan la inmigración, la considera un problema a controlar y a solucionar, pero no esta contra la “persona” por el hecho de ser inmigrante.
Rius, a diferencia de Casals o de Gallego, aun coincidiendo más o menos todos ellos en un mismo espacio ideológico, hace periodismo militante, y ello le condena a no ser creíble en muchos de sus planteamientos, por mucho que difunda su discurso en todos los rincones de Cataluña ante un público ya convencido de sus tesis. Que Rius, como periodista, acabe pareciéndose más a Casals o a Ibarra, solo dependerá de él y de su voluntad de buscar protagonismo o de buscar la verdad.
Y es que el periodismo de la escuela de Intereconomía o de Público tiene su reflejo en el periodismo “antifascista”, ese periodismo que si no encuentra “fascistas malos” los inventa, busca historias surrealistas para convertirlas en “fascistas” o crea apasionados relatos telenovelescos ambientados en lúgubres mentes enfermas; sino valga como ejemplo el escrito de otro periodista, Josep Comajoan, también vinculado a esta ONG (sic) antifascista, del 9 Nou, que en su blog se escandaliza de que en el Corte Inglés, en la sección de juguetes, libros, etc. vendan soldaditos de plomo, y entre ellos, “soldaditos de plomo nazis”; y es que al pobre periodista del 9 Nou se le caen las lagrimas solo de pensar en lo mal que lo pasaran los pobres e inocentes niños al ver como la Sirenita o el Rey León se encuentren rodeados de malvados nazis. Hasta ahora, -lo advierto y se lo digo al traumatizado periodista-, para la tranquilidad de algunos padres, abuelos y antifascistas de oficio, ningún portaestandarte de las SS se ha transformado en ser de carne y hueso y por consiguiente no ha ocasionado ningún infarto a padre alguno y mucho menos, alguna lesión a alguna criatura que estuviera en esa planta o en el edificio.
Y es que el periodismo militante, el que prima el partidismo propio o el del que paga la nómina, nunca ha sido muy prestigioso, quizás por ello, la única “herradura” que conozco es la de algún burro que no distingue a un fachoso de un Nacional-Revolucionario o de quien busca similitudes entre el loco de Breivik y el MSR. Y es que, con este tipo de periodismo no es de extrañar que la extrema derecha xenófoba de este país este liderada por un borracho y un putero, será cosa de querer estar todos al mismo nivel.

Juan Antonio Llopart

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