BOLETÍN INFORMATIVO DISIDENTE NACIONAL REVOLUCIONARIO

jueves, 19 de julio de 2012

LA FRONTERA GRIEGA, PUERTA TRASERA DE LA UNIÓN EUROPEA



Funcionarios griegos y del Frontex en la frontera de Grecia con Turquía.
Funcionarios griegos y del Frontex en la frontera de Grecia con Turquía.
Por J. Michael Kennedy.- Alexandroupolis, Grecia. En la estación de tren de aquí, un hombre sin afeitar, con una mirada cansada se apoya contra la pared de ladrillo de un edificio, teniendo el sol de la mañana.
Dijo que su nombre era Zulifoar Baht, que tenía 38 años y era de Pakistán, el hombre afirma que su tren de Atenas no llegaría hasta media tarde. Así que no había nada que hacer sino esperar, junto con una docena de inmigrantes ilegales que finalmente había llegado a Grecia desde Turquía, atravesando una de las fronteras más porosas de Europa.
La frontera de 125 kilómetros entre Turquía, que no esta en la Unión Europea, y Grecia, se ha convertido en la puerta trasera de la Unión Europea, por lo que los países miembros cada vez están más resentidos, al ver que continúa creciendo una marea de inmigrantes procedentes de Oriente Medio, Asia del Sur y África. Frontex, la agencia de la Unión Europea de vigilancia fronteriza, dice que la mayoría de inmigrantes ilegales llegados a la UE en el 2011 se colaron entre la frontera de Grecia y Turquía. El año pasado, Frontex dijo que más de 55.000 personas cruzaron esa frontera, con un aumento del 17% respecto al año anterior.
El flujo ha aumentado las tensiones en toda Europa, hasta el punto donde el alto funcionario francés responsable de la inmigración ha sugerido seriamente el poner un muro a lo largo de toda la frontera. En Grecia, una de cada 20 se estima que esta en el país ilegalmente, en un momento en el que el país se esta hundiendo en deudas, la extrema derecha está haciendo avances poliíticos importantes.
Zarif Bakhtyri, de 28 años, un dramaturgo callejero y director de cine, dijo que huyó de Afganistán en el 2006, después de que las autoridades lo buscaran por escribir y dirigir una obra de teatro que criticaba la poligamia. Cuando llegó a Grecia fue encarcelado por entrada ilegal, más tarde fue puesto en libertad, para después pasar por muchos países europeos, Italia, Noruega, Suecia y de vuelta a Grecia en el 2010 porque era su punto de entrada.
Él, como muchos otros, está atrapado por el sistema de refugiados ilegales de Grecia, el resultado, en parte, de una norma de la UE que desde hace mucho tiempo que se estipula que la petición de asilo debe hacerse en el primer país al que se emigra. Eso cambió en enero de 2011, mientras, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminó que el envío de los solicitantes de asilo a Grecia podrían infringir sus derechos fundamentales debido a que el sistema griego está saturado y las condiciones de vida eran pobres.
El aumento de inmigrantes ilegales en Grecia ha creado el apoyo al partido Golden Dawn (Amanecer Dorado), que se ha comprometido a liberar Grecia de los extranjeros que entran ilegalmente al país. Incluso los partidos principales del país han adoptado una línea más dura, aunque el gobierno griego está ampliamente ridiculizado como inepto por sus ineficaces esfuerzos para vigilar la frontera.
Atenas quiere construir una cerca de 6.2 millones de euros en la frontera con Turquía para cerrar el cruce de la tierra entre los dos países, pero pocos esperan que esto pare el flujo migratorio. Al rechazar una solicitud de Grecia para ayudar a pagar la cerca, la comisión Europea lo describió como un “sin sentido”.
El último obstáculo para Grecia es el valle del río Evros, comenzando en el norte de la ciudad turca de Edirne, que era capital del Imperio Otomano. Hacia el sur, en el lado griego, las fincas lindan a veces con alambres de púas, con signos de advertencia de los campos minados a lo largo de los caminos de tierra adyacentes a los campos de maíz. Los aldeanos caminan por el río húmedo y frío, para llegar hasta Atenas.
Sin embargo, el área de ensayo para la mayoría de los inmigrantes es realmente Estambul, la populosa ciudad turca que es un imán para aquellos que a menudo han caminado durante meses a través de los desiertos de Afganistán, Pakistán e Irán.
Turquía ha sido objeto de críticas debido a sus requisitos de visado liberales, que hacen que sea fácil para los inmigrantes entrar legalmente en el país y luego seguir adelante. Los ciudadanos de Kazajistán, Kirguistán, Siria e Irán, entre muchas otras naciones, no necesitan un visado para entrar en Turquía.
Una vez en Turquía, viven y tratan de encontrar trabajo y así ahorrar lo suficiente para pagar a los contrabandistas de documentos falsos para que los lleven a la frontera.
En el sótano de una fábrica de ropa sucia de Estambul, Mustafa Mirzaie de 18 años trabaja con su amigo Hussein Rezaie reparando fregaderos. Ambos son de Afganistán, una fuente importante de refugiados que tratan de llegar hacia a Europa. El invierno pasado, caminaron durante 24 horas sobre las montañas heladas de Irán en el este de Turquía. Ahora trabajan para ganar dinero y seguir con su camino hacia la Unión Europea.
“Es un camino difícil, pero es la única opción que tenemos”, dijo Mirzaie. “Voy a trabajar y a encontrar a un contrabandista. No tenemos otra opción”.
Los inmigrantes en Estambul se encuentran a menudo atrapados en una cinta financiera, apenas capaz de cubrir sus gastos básicos de vida. Uno de afgano de 17 años llamado Shamsollah trabaja y vive en el sótano de un taller. Él dice que necesita alrededor de 4.000 euros para seguir con su viaje, a pesar de que sólo gana 204 euros al mes, lo suficiente para cubrir los gastos.
“Estambul es muy grande y muy caro”, dijo Shamsollah. “Tengo 1.227 euros ahora, pero eso no es suficiente para mí, yo no me quiero quedar en Grecia sin dinero, no hay trabajo en Grecia”.
Sentado en un café al aire libre recientemente en uno de los barrios pobres de Estambul, un contrabandista llamado Mustafá habló acerca de cómo opera su negocio.
Él tiene 16 personas que van de Estambul a la frontera, donde dejan a sus clientes para que caminen durante una hora hasta el río Evros y luego coger balsas de goma para llegar a Grecia. Se cobra 817 euros por persona, en un viaje de tres horas. Él les dice a sus clientes que no tengan miedo a ser atrapados en la frontera en la parte griega.
“Yo les digo a mis pasajeros que no se preocupen porque ellos no quieren deportados”.
A veces, sin embargo, el viaje es demasiado duro. Hay una pequeño pero creciente número de personas que han llegado a Grecia, pero han vuelto a Turquía.
A principios de este año, en un día ventoso en Estambul, Mustafa y Ali, dos refugiados afganos de 17 años de edad, se quedaron temblando en un parque en el mar de Mármara. Habían llegado a Alexandroupolis, pero se habían quedado sin dinero. Así que regresaron a Estambul.
Sus únicas posesiones eran los zapatos, pantalones y camisetas que llevaban.
Habían esperado durante horas por su contacto de Estambul, pero no se habían presentado. Sin papeles, tenían miedo de salir del parque y buscar ayuda. Por lo que se sentó allí, mirando hacia el mar y preguntándose qué haría a continuación.

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