BOLETÍN INFORMATIVO DISIDENTE NACIONAL REVOLUCIONARIO

miércoles, 23 de mayo de 2012

FINAL DE LA COPA DEL REY




Uno de cada cuatro menores en España, un total 2,2 millones, vive en hogares que están por debajo del umbral de la pobreza, por lo que por primera vez estos conforman el colectivo más pobre del país, esto es lo que Unicef acaba de comunicar en su último informe.
España tiene un porcentaje elevadísimo de menores de 18 años que viven en hogares con un altísimo índice de pobreza, hogares en los que los ingresos aportados para sus cuatro miembros están por debajo de los 11.000 euros anuales. España se encuentra así, siendo uno de los países de la Unión Europea con uno de los índices más altos de pobreza en menores de 18 años, superada solo por Rumania y Bulgaria en la Europa de los veintisiete.
Esta realidad, y otras iguales o peores, han pasado a un segundo plano en los últimos días, en las últimas horas. En efecto, parece que ahora lo más importante para los españoles no son los recortes en Sanidad y Educación, los altos índices de paro, la imposibilidad de encontrar trabajo o la peligrosa situación en la que se encuentran nuestros mayores, lo importante es un maldito partido de fútbol, el maldito opio del pueblo.
No quería escribir sobre ello, pero los silencios no son siempre buenos o adecuados.
Decía no hace mucho que “España ni se vota ni se discute”, y así es. Es más, España y todo lo español (esto incluye a todas las tierras de España, sus lenguas, tradiciones e identidades), se defiende con la razón, el sentimiento y la valentía. Por ello, es de patriotas oponerse a los posicionamientos y actitudes antinacionales de quienes insultan a España o a cualquiera de las tierras que la forman.
Quien lleva meses hablando de organizar una “reivindicación política” durante el partido de la final de la Copa del Rey son esas organizaciones independentistas catalanas y vascas que crecen a costa de su demagogia economicista, comprando voluntades desesperadas, prometiéndoles una vida más próspera en una Cataluña independiente. Su “España nos roba”, cala, y mucho, entre la inculta y desesperada masa sin abrigo alguno que cubra sus necesidades básicas. Esta claro, el independentismo crece gracias a los estómagos vacíos de quienes han visto el fin del estado del bienestar, un estado del bienestar, conviene no olvidarlo, al que siempre lo han antepuesto al bienser del individuo y al bien comunitario.
Triste realidad esta. La propuesta de esos independentistas apadrinados, entre otros, por un tal Santiago Espot (fanático de Companys y de sus checas), de pitar el himno nacional español durante el partido de futbol, no es más que una subnormalidad propia de tarados que utilizan el futbol para sus fines políticos. Y es que algunos critican lo que llaman “patrioterismo español” pero son incapaces de reconocerse en el mismo espejo donde también se refleja su “patrioterismo catalanista”, un patrioterismo que coloca una barretina a todo aquel que dice “bon día” y lo hace “catalán del año”… aunque acabe de llegar de Botswana.
Es triste, y así lo pienso, que hoy todo el mundo este hablando de las declaraciones de la “Espe” Aguirre, y pocos hablen de Bankia; es triste que las tertulias estén copadas hablando de ese partido de futbol, y pocos hablen de los cuatro mil parados diarios que ocasiona la crisis capitalista. El patrioterismo constitucional (Aguirre, Basagoiti…) ha hablado y con él han hablado también esos predicadores de la biblia separatista, como Jordi Basté, de la emisora RAC1, que utilizan las ondas para sermonear acerca del bien y del mal nacional. Ambos arengan a sus fanáticos –en el sentido peyorativo de la palabra-, ambos defienden “su” idea de España y de Cataluña; ambos se erigen en portavoces de los “españoles” y de los “catalanes”. Evidentemente hablan ambos en nombre de “su España” y de “su Cataluña”, ya que por fortuna hay muchos españoles, y ahí incluyo, claro está, a los catalanes, que nada queremos saber de sus patrioterismos banales y aldeanos. Nuestro patriotismo es místico. Nuestro patriotismo es social.
Y es que los mismos que desde el programa de Intereconomía, o de otros de la misma ralea, se escandalizan con tanto previsto grito antiespañol durante la final de copa, callan cuando en muchos campos de futbol se insulta a los catalanes o vascos, en su conjunto, cada vez que juegan contra un equipo de esas comunidades, como si esos equipos no fueran también españoles. Es curioso que muchos que hoy se escandalizan por los “Puta España” son los mismos que alegremente lanzan sus “Puta Cataluña”, escriben cosas como “que habría que meter a los vascos en un campo de fútbol y quemarlo” y sueltan las mismas, o parecidas, barbaridades contra los catalanes. Basta ver facebook o distintos foros para comprobarlo. Son los mismos que gritan al cielo cuando alguien quema una bandera española pero callan cuando se quema una de catalana (sin la estrella). Son lo mismo que esos predicadores de la biblia separatista, que callan, o lo justifican, cuando se quema una bandera española y lanzan las diez plagas contra España cuando se quema una bandera catalana. Ciertamente de psiquiátrico, o mejor, de comisaría y código penal.
El viernes no veré ningún partido. El viernes seguiré luchando en mi tierra contra las políticas antisociales de los gobiernos capitalistas apátridas. El viernes seguiré luchando en mi tierra contra los separatistas (como he hecho siempre) y contra quienes enarbolando la bandera de la unidad nacional odian y quieren exterminar mi identidad. El viernes pasará, y el sábado seguiré luchando, como tantos otros patriotas, por los derechos de mi Pueblo y por mi Patria; otros, en cambio, se olvidaran de todo, permanecerán, tras haber vociferado unas consignas u otras, en su casa; volverá su silencio ante la más que probable subida del IVA, ante nuevos recortes y subidas de impuestos… su patriotismo no es ni místico ni social, es banal, hueco, de grito fácil y de algarada de forofo.
Afirmaba Gustave Le Bon que “defender la patria es para un pueblo defender, a la vez, su pasado, su presente y su porvenir”, y no le faltaba razón. Lo que cabría responder es como entiende cada uno de nosotros esa alma nacional que representa el patriotismo. Y es que, esa alma nacional no puede ignorar a los cientos, a los miles, de catalanes, vascos, castellanos… que juntos han forjado nuestro pasado, nuestro presente y forjaran nuestro porvenir. Amputar, desde la imposición por un lado o el egoísmo por otro, el sentido y la razón de ser del alma nacional española, es un crimen cometido, por igual, por dos formas antagónicas de un mismo ser antinacional.

Juan Antonio Llopart 

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