Según pública en el Periódico de Catalunya Ana Alba, los “judíos que se convierten al catolicismo en Israel se enfrentan a la censura en la sociedad” en dicho artículo se recogen algunos testimonios de judíos que viven en Israel y que expresan su realidad: “la primera reacción de muchos es: ¿cómo puedes querer ser uno de ellos si son nuestros enemigos?”, “hay personas que se han convertido y no se lo han dicho a sus padres […] llevan una doble vida”. Así en el artículo se afirma que las relaciones con las autoridades israelíes son complicadas.
Mucho se habla de las persecuciones a los cristianos en países de mayoría musulmana, pero poco se habla de la situación de los católicos de Israel, muchos de ellos palestinos. Y es que lo que ocurre en Israel, o lo que es lo mismo, la actuación de sus dirigentes y de una amplia mayoría de sus ciudadanos, pasa casi siempre desapercibido, ignorado y en muchos casos ocultado o silenciado por la mayoría de los medios de comunicación de Europa. Las barbaridades cometidas por Israel sobre el pueblo palestino o las claras amenazas sobre Irán o Siria son siempre apoyadas por sus aliados occidentales, quizás por ello, los ataques de israelíes contra inmigrantes africanos en el sur de Tel-Aviv al grito de “esto no es África” no ha levantado protestas de SOS Racismo o de otras organizaciones del mismo estilo. Dirigentes del Likud, partido del primer ministro Netanyahu, participaron activamente en la protesta. Quizás esto explique la similitud de comportamientos y la mutua simpatía que los racistas israelíes tienen con los indentitarios sionistas europeos.
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