BOLETÍN INFORMATIVO DISIDENTE NACIONAL REVOLUCIONARIO

miércoles, 14 de septiembre de 2011

LA UE DESAPARECERÁ



 El pasado 7 de septiembre fue un gran día para el imperialismo europeísta que se congratulará de que Alemania haya pasado por el aro como de que nuestro Senado diera luz verde a la ilegítima reforma constitucional.
Por un lado, la canciller Angela Merkel salvaba el cuello cuando el Tribunal Constitucional de su país daba por buenos los rescates financieros a otros socios europeos, pues consideraba que no supone pagar las deudas de otro Estado miembro, algo que es ilegal. Evidentemente, la argumentación que ha permitido a los magistrados concluir que darle dinero a Grecia para que pague sus deudas no es pagarle sus deudas, debe parecerse a la solución de la conjetura de Poincaré; sin embargo eso no va a evitar que sea aún más cierta la impresión que tienen los alemanes de que ellos son los que más están pagando en este fraude de Unión Europea.
El mismo discurso de Merkel, horas después en el Bundestag, era simplemente una estúpida justificación en la que la canciller intentaba convencer a los alemanes de que hay que mantener el euro a toda costa y todo el carísimo entramado montado en torno a este zoco que los parásitos de la Comisión Europea se han montado para convertirlo hoy en el parqué de los especuladores.
Por suerte, los alemanes son gente muy civilizada y seguro que seguirán currando y acoquinando una barbaridad de dinero para pagar este desaguisado. Sin embargo, nada impedirá que, con el tiempo, la Unión Europea se hunda y termine desapareciendo.
El tejerazo que el PPSOE se ha montado con la reforma constitucional para satisfacer a las instituciones económicas europeas y cumplir así el deseo de la banca y demás especuladores, es el segundo argumento que permite apuntar la insostenible descomposición europea. Y por mucho que nuestros gobiernos se vean obligados a satisfacer a la oligarquía económica manteniendo una moneda única que es cada día más ficticia, el edificio se desmorona. Cuanto más rápidamente quiere realizar beneficios esos especuladores, más se acelera el proceso autodestructivo y cuanto más desigual, injusta e inmoral se hace la UE, más ficticio se convierte el valor del euro que va camino de terminar siendo otra lamentable burbuja que cualquier día pinchará.
No son complejas cuestiones contables o macroeconómicas, ni sesudas teorías y previsiones financieras las que nos llevan a concluir que la UE se acaba y la moneda única también. Resulta bastante más sencillo. Simplemente los europeos nos sentimos cada vez menos representados por unas instituciones nacidas del despotismo del tratado de Lisboa que, además, trabajan contra unos ciudadanos a los que ignora absolutamente a la hora de tomar decisiones de gobierno. De la misma forma, nuestra moneda no es nuestra, no representa ni lejanamente la realidad económica europea y, desde luego, su valor no tiene relación alguna con la realidad social del espacio por el que circula. Además, políticamente, estamos en manos de una camarilla de despotillas codiciosos incapaces de comprender lo que podrían haber llegado a hacer y a ser. Por eso la UE desaparecerá, porque no es nosotros y Europa somos nosotros, los europeos y ningún imperio absolutista ha sobrevivido para siempre. Este tampoco lo hará.

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