BOLETÍN INFORMATIVO DISIDENTE NACIONAL REVOLUCIONARIO

lunes, 24 de enero de 2011

200 vendedores ambulantes y drogadictos en solo tres calles de madrid

"AQUI SOLO HAY COSAS ROBADAS Y PIOJOS"

Madrid tiene un «rastro» furtivo, clandestino. Funciona, de forma totalmente ilegal, durante las madrugadas del fin de semana en el triángulo formado por la Ronda de Toledo, la calle Santocildes y el paseo de las Acacias. Doscientos vendedores ambulantes e ilegales colocan sus sábanas en el suelo para vender cualquier cosa, a cualquier precio, siempre de ganga. Casi todo de dudosa procedencia. Ropa y calzado usado, móviles, CD, relojes rotos, ollas a presión de nuestras abuelas, azulejos descascarillados, grifos destartalados, enchufes roñosos y un sinfín de cachibaches de incierta utilidad. Tienen dos horas para sacarse unos euros. Justo las que van desde las seis de la mañana hasta las ocho. Ahí, a las ocho, al clarear el día, llega una patrulla de la Policía municipal. Los quincalleros recogen a toda prisa sus tenderetes y pies para qué os quiero. Una estampida.
Los vecinos, hartos
Los vecinos de la zona están hartos de denunciar esta situación. Llevan así tres años. Hay quien calcula que más. «Esto es una vergüenza para una ciudad como Madrid. Y lo siguen consintiendo», dice un vecino. Nadie se quiere identificar. Hay miedo. Además, tienen las «cundas» de los drogadictos a tiro de piedra, junto a la glorieta de Embajadores. «A veces se nos han metido en los portales a pincharse». Por eso, los bloques tienen puertas de seguridad y, a la entrada, un cartel muy gráfico: «No abras la puerta a quien no conozcas».
En cuanto a los vendedores de este «rastro» ilegal, hay para todos los gustos. «No son de fiar. Tenemos miedo a las represalias si les decimos algo», añade otra vecina. De hecho, pocos aparcan su coche en la vía pública. Alquilan plazas de garaje. «No puedes dejar nada a la vista. Aunque solo sea una rebeca. Enseguida dan un golpe al cristal y te roban lo que hay dentro del coche. Hay quien no gana para tapacubos o espejos retrovisores. Es inaguantable».
ABC ha vivido en directo este mercadillo furtivo. Identificarnos, ni de broma. Pasamos por dos compradores más. Escondiendo la cámara. Las fotos, de hecho, se hacen desde una azotea, al abrigo de una noche gélida y procurando que el flash no llame la atención de los que están abajo. La mayoría son magrebíes. También tienen puesto, en el suelo, sudamericanos; españoles, dos o tres. Quienes compran son, por lo general, sudamericanos, a la búsqueda de prendas tiradas de precio para mandar a su país.
A la vista, mucha bazofia. Venden un abrigo imitación a piel, viejo y apolillado, por 8 euros. Hay botas usadas por 2 euros y zapatos de niño a 0,50 céntimos que parecen sacados de un basurero. Un despertador que no funciona vale 5 euros. Admed, marroquí, nos quiere colocar una máquina de escribir, marca Olimpia y de los años sesenta, por ¡500 euros! «Es que mis hijos tienen que comer», dice el hombre ante nuestra cara de espanto.
Y la pregunta del millón: ¿Se saca algo de dinero aquí?. Este «rastro» es raro. Huele a chungo. Hay mucha mirada de reojo. Nadie se explica que una mujer ecuatoriana pida 1 euro por cada uno de los dos envases de plástico —uno de champú y otro de gel— de los que ofrecen los hoteles en sus baños a los clientes. Todo parece surrealista. Asusta. «Ahí no hay más que basura. ¡Hasta pulgas y piojos se pueden coger!», exclama el camarero de una de las pocas cafeterías abiertas a esa hora en la zona.
La procedencia de todo lo que se vende aquí es dudosa. Las prendas tienen toda la pinta de haber sido sacadas de los contenedores de ropa usada y vieja. Los móviles sí parecen robados. Lo demás, a saber. Los vecinos sospechan que este mercadillo nocturno es una tapadera. ¿De qué? «A veces, desde las ventanas y a oscuras, vemos coches que se paran, alguien se baja, hay un juego rápido de manos y vuelta al coche, que arranca inmediatamente», dice otra vecina.
Son las ocho menos diez de la mañana. Los municipales ya están ahí. Toca retirada. Los vendedores, despavoridos, huyen y sortean a los coches que ya circulan a esa hora. Un día va a haber una desgracia. Al tiempo.
 
 
LA INMIGRACIÓN MASIVA ES LO QUE TIENE,SE APODERAN DE TU CIUDAD,DE TU CALLE EN LA QUE  TE HAS CRIADO DESDE PEQUEÑO,DE TU PARQUE DONDE JUGABAS CON TUS AMIGOS Y DONDE TE GUSTARÍA QUE JUGASEN TUS HIJOS.TE ROBAN Y LUEGO LO VENDEN,TRAEN PIOJOS Y OTRAS ENFERMEDADES QUE EN ESPAÑA NO SE DABAN.CREAN INSEGURIDAD.. TODO ESTO VA EN AUMENTO. Y YO ME PREGUNTO ¿¿¿LO VAS A SEGUIR PERMITIENDO??? NOSOTROS NO!!
 
 

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