El debate generado en torno al estúpido dispendio realizado por el Senado para que puedan utilizarse todas las lenguas nacionales es, sin embargo, absolutamente coherente con la patética calidad de nuestra clase política, que en vez de estarse preguntando qué justifica su existencia cuando se admite abiertamente que el 20% de la población española vive en la pobreza, lleva ya varios días discutiendo el hecho de si tener traductores simultáneos de vasco o catalán en la Cámara Baja hace a unos y otros sentirse más vascos, más catalanes o menos españoles. Si existe un Dios que realmente quiso castigar al hombre por el pecado de Adán, seguro que lo hizo sembrando el planeta de cretinos, y a los españoles nos castigó con especial dureza.
Tenemos problemas mucho más serios, y el dato avanzado por Funcas en relación al nivel de miseria en este país, dato que, por otro lado, es bastante más optimista que el de Cáritas, nos revela un preocupante nivel de destrucción social. El reconocer oficialmente que el 20% de la población del país vive bajo el nivel de pobreza, aunque sea relativa, es admitir el fracaso de nuestro sistema económico y requiere, ya sea en catalán, castellano, vasco o arameo, que nuestros políticos actuales empiecen a plantearse la necesidad de dejarse de gilipolleces para hacer sitio a gente que sepa lo que está haciendo.
Ya no les queda la opción de ponerse a trabajar pues los problemas que tenemos hoy no son los de la España del " boom " económico, sino problemas sociales que van a ser coyunturales sólo el tiempo necesario para mutar en estructurales. El círculo vicioso de la pobreza, como bien saben los economistas, no precisa de soluciones políticas, ni de más cretinos ignorantes pegando voces en cualquier lengua autonómica. La miseria, como cáncer, desustructurador, requiere soluciones técnicas y gente cualificada, no inútiles. Necesitamos a gente preparada para sacarnos de esto y nuestros representartes ni lo son ni tienen la inteligencia que hace falta para elegir a los que valen.
Al igual que Marbella cayó en un picado económico mucho más pronunciado de lo esperado gracias a la falta de cualificación de la Comisión Gestora y al actual equipo de gobierno del PP, si no afrontamos el preocupante nivel nacional de miseria con criterios técnicos y una estrategia coherente, entraremos en la misma barrena en la que entró el sector del ladrillo en nuestra ciudad. Y cuando pretendamos salir de esa espiral que nos arrastra hacia abajo, nos pasará lo que está sucediendo hoy en este municipuio: que mientras los demás empiezan a remontar el vuelo, nuestra velocidad de caída, mucho mayor gracias a los anteriores y los actuales ineptos, nos impide tirar de la palanca para empezar a remontar el vuelo.
Si viajáis a otras ciudades españolas veréis que su crisis es menos crisis que la de nuestra localidad y si viajáis a otros países europeos, veréis que la crisis española sigue siéndolo mientras la mayor parte de Europa empezó a dejarla atrás hace seis meses.
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