El deterioro económico y social seguirá avanzando de persistir el incremento de precios -como así se prevé tras el encarecimiento de la luz en un 9,8%, del en un 4% y de los transportes públicos-, el inexistente crecimiento económico y las elevadas tasas de desempleo. La reactivación de la economía pasa un fortalecimiento de la demanda interna, que exige un incremento del poder adquisitivo de los salarios. De ahí la importancia el desbloqueo de la Negociación Colectiva, y la inclusión de la cláusula de revisión salarial en todos los convenios, de la que, a día de hoy, únicamente disfrutan el 45,6% de los trabajadores. Sin embargo, estamos siendo víctimas de una congelación de las pensiones y del Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples, del recorte de los salarios de los trabajadores públicos y del incumplimiento de los compromisos en relación al Salario Mínimo Interprofesional, que están afectando a las capas de los trabajadores más desfavorecidos.
Los salarios están siendo víctimas, por un lado, de la crisis económica y el desempleo -traduciéndose en recortes salariales y congelaciones de pensiones-, y, por otro lado, de los ajustes de un Gobierno subordinado a las exigencias de los mercados financieros, que se ha traducido en el incremento de los impuestos indirectos.
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