BOLETÍN INFORMATIVO DISIDENTE NACIONAL REVOLUCIONARIO

martes, 17 de mayo de 2011

LOS JÓVENES PERDIDOS



   El Fondo Monetario Internacional (FMI) es la institución económica que más se contradice de cuantas existen sobre la faz de la tierra y su director, el presunto violador, Dominique Strauss-Kahn, está obligado a guardar un delicado equilibrio entre su papel como regulador de la economía a nivel planetario y como sicario financiero de la clase media en cumplimiento de las directrices del negocio especulativo de la banca.

   Es por ello que el FMI advertía hace unos días a España del riesgo de una "generación perdida" de jóvenes sin empleo, al encontrarnos con un 50% real de este segmento de población sin trabajo mientras, a la vez, aplaudía la línea de reformas asumidas por Zapatero que es, precisamente, la que está destruyendo empleo a marchas forzadas.

   Al igual que tantas otras instituciones económicas internacionales, el FMI debería ser disuelto, sus funcionarios, empezando por el director, despedidos y hasta se debería estudiar si existen responsabilidades penales como consecuencia de la inenarrable cantidad de miseria y sufrimiento que han provocado y que provocan las exigencias d esta institución.

   Pero esta es una cuestión aparte de la que realmente preocupa a los españoles, y es el hecho de que, efectivamente, es muy posible que dentro de unos años nos encontremos con los primeros españoles que han llegado a la edad de jubilación sin haber trabajado ni cotizado en la vida. Precisamente cuando los gobiernos occidentales están propiciando el incremento de la edad para abandonar la vida laboral.

   El obstáculo está siempre en el síndrome orwelliano por el que los empresarios españoles pretenden pagar a la juventud como mano de obra semiesclava en la que pesa más su edad que su valía. Por desgracia, el problema es más complejo de lo que parece y no podemos decir que el empresario sea un maltratador laboral frente a una juventud entregada y productiva. No es así. Los jóvenes suelen cobrar poco por su trabajo porque su trabajo suele valer poco, porque suelen saber poco y también suelen considerar el empleo la forma de satisfacer sus necesidades inmediatas mientras no se independizan.

   No obstante, esto no es consecuencia de una natural indolencia de la juventud española, sino el resultado de demasiados entornos familiares empobrecedores o escasamente estructurados durante la infancia y de un proceso educativo aún más empobrecedor y decepcionante, con una legislación cambiante que obedece a criterios de oportunidad política y no de necesidad educacional. Los estudiantes españoles, como demuestran las estadísticas europeas, son de los más ignorantes de Occidente y eso está en íntima relación con el maltrato que reciben en el mercado laboral por parte de un empresariado que no está mejor preparado que los jóvenes a los que contrata a 600 euros.

   Es muy probable, como afirma el FMI y en parte gracias a los consejos del FMI, que España llegue a tener esa generación perdida de jóvenes tan laboralmente pasivos como productivamente incapaces, pero de todo el proceso de fabricación de ese minusválido laboral, la juventud es la menos culpable.

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