BOLETÍN INFORMATIVO DISIDENTE NACIONAL REVOLUCIONARIO

lunes, 15 de agosto de 2011

Nadie pudo nunca derrotar tu honor y en un futuro seras vengado. RUDOLF HESS SIEMPRE PRESENTE

"Por muchos años de mi vida pude trabajar bajo el mayor hijo que haya producido mi pueblo en su historia de mil años. Ni siquiera, si lo quisiera, podría borrar este período de mi existencia. Me siento feliz de saber que he cumplido con mi deber para con mi pueblo; mi deber como alemán; como nacionalsocialista; como leal seguidor de mi Führer. No me arrepiento de nada. Si tuviera que comenzar de nuevo, actuaría tal como he actuado, inclusive si supiera que al final me esperase una feroz muerte en la hoguera. No importa lo que me hagan los hombres, algún día estaré ante el trono del Juez Eterno. Ante él me responsabilizaré y se que él me declarará inocente". (Rudolf Hess en Núremberg, 1946)




Rudolf Walter Richard Hess nació en Alejandría, Egipto el 26 de abril de 1894 y fue asesinado en Berlín, Alemania, el 17 de agosto de 1987. Fue lugarteniente de Adolf Hitler y figura clave del Tercer Reich.
En mayo de 1941 Hess voló en solitario a Escocia. Logró burlar la vigilancia de las patrullas de la Royal Air Force y se lanzó en paracaídas, donde fue hecho prisionero pese a que había ido allí para iniciar conversaciones de paz con el Reino Unido.
Murió en 1987 asesinado por los guardias en la prisión de Spandau.



Juicio, prisión y asesinato

Después de su estancia en el Reino Unido, Hess fue devuelto a su país al final de la guerra. Fue juzgado en los Procesos de Núremberg siendo condenado a cadena perpetua el 1 de octubre de 1946 y recluido en la prisión de Spandau, en la zona aliada de Berlín.
Tras la puesta en libertad de Albert Speer en 1966, Hess quedó como único preso de la cárcel de Spandau durante más de 20 años, hasta su muerte. En los años 80, el caso Hess dividió a la opinión pública británica acerca de su posibilidad de excarcelarlo, pero la justicia británica bajo influencia del sionismo hizo oídos sordos a estas corrientes de opinión, empecinándose en mantener en prisión a Hess a pesar de su edad y de los gastos que originaba a la Corona por su manutención e infraestructura carcelaria.
Hess murió repentinamente el 17 de agosto de 1987, a los 93 años de edad. La autopsia oficial determinó que había muerto por estrangulamiento, afirmando que se trataba de un suicídio. La familia dudó de la tesis oficial y encargó una segunda autopsia, que determinó que su muerte fue por asfixia y no por suspensión, demostrándose es esta manera que fue asesinado. Posteriormente la policía británica puso en tela de juicio el supuesto suicidio de Rudolf Hess.

Fuente

 

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