Las élites globales y locales también juegan su juego, el del mercado. El planeta es el lugar donde se desarrolla la partido y nosotros, los seres humanos, los animales y el medioambiente los objetos del juego. Quien más objetos acapare será el triunfador. Se pueden destruir objetos en guerras, por enfermedades, por hambre, por infelicidad, por frustraciones colectivas o individuales. Se pueden envenenar acuíferos como el de la mina de la Cruces en Sevilla, que daría agua a sus habitantes en tiempos de sequía o el propio Guadalquivir.
Para jugar a este juego es importante no tener escrúpulos, ni corazón, ni sentimientos nobles. Se permite poner y quitar a gobiernos según vaya la partida, hoy amigo mañana enemigo. Se pueden comprar parlamentos, presidentes y expresidentes e imponer la energía nuclear mientras estalla Chernóbil o Japón. Las reglas del Mercado son claras: todo vale y vale todo mientras el juego no se pare. En este juego pierden muchos y a precio muy alto, y ganan muy pocos. ¿ Y si rompemos la baraja ?
¡ ORGANÍZATE Y LUCHA ! ¡ MARBELLA REISTE !
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