¿ Qué esperamos ?, si el informe sobre responsabilidad corporativa relativo a 2009 nos vuelve a decir que el 80% de las empresas del Ibex 35, que es lo mismo que decir las más importantes de España, ocultan intereses, patrimonio o lo que sea en paraísos fiscales, ¿ cómo podemos pretender que nuestra clase política o la misma ciudadanía sea honesta ?
Es falsa la premisa que hace todo abogado de un defraudador fiscal o de un blanqueador de capitales al asegurar que el que una empresa tenga presencia física en un paraíso fiscal no significa que tenga finalidad de evadir al Fisco. El estar presente en un paraíso fiscal es un indicio más que razonable de que se pretenden ocualtar operaciones financieras, fondos o propiedades. No hay que perder de vista que un paraíso fiscal no lo es únicamente por ser un lugar físico dondo no se pagan o se pagan menos impuestos, sino y principalmente son paraísos por la opacidad de todo lo que se deposita en él. Estos lugares y especialmente los bancos que trabajan en ellos, son cajas de seguridad oscuras para la ley y para las autoridades y quienes tienen intereses en paraísos fiscales es, primeramente, porque pretenden ocultarlos.
Si el 80% del gran empresariado español pretende burlar sus obligaciones hacia España utilizando la pantalla de un paraíso fiscal y teniendo en cuenta que todos esos accionistas son ciudadanos normales y corrientes, matemáticamente significa que un porcentaje similar de nuestros políticos, instituciones, funcionarios y ciudadanos en general realizarían el mismo tipo de actuaciones, que son manifiestamente inmorales, si tuvieran la oportunidad.
La idea resulta realmente aterradora, porque ese 80% es gran parte del gran empresariado que además, en muchos casos, son modelos sociales a los que utilizamos como ejemplo. Dicho de una forma menos sutil, alrededor del 80% de las personas o corporaciones que consideramos modelos de éxito, la elite del país, tienen sus intereses en los mismos bancos donde los tienen los cárteles de la droga, las redes organizadas de proxenetismo o pedofilia, el terrorismo internacional, los traficantes de armas y demás despojos humanos que hacen fortuna utilizando la indecencia, la inmoralidad, la violencia o las tres a la vez.
Y si esta idea ya resulta decepcionante, pensad ahora que nuestros gobiernos, tanto este "socialista" como los anteriores del PP, el de Bruselas y todos los gobiernos occidentales que acuden a las estúpidas reuniones del G20, tienen mucho cuidado en que los paraísos fiscales sigan donde están, protegiéndolos a toda costa, sin rubor ni recato. No es casualidad que en la "lista negra" de paraísos fiscales no haya ningún país y que se hayan inventado una "lista gris" de lugares que han de mejorar su transparencia financiera donde han tenido buen cuidado de colocar a esos lugares que critican tanto como protegen.
Quizá el que grandes líderes empresariales de nuestro país se crucen en los pasillos del banco de las Islas Caimán con un narco, terrorista o traficante es, en realidad, uno de esos escasos y fugaces instantes cósmicos en los que cada pieza ocupa su justo lugar.
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