BOLETÍN INFORMATIVO DISIDENTE NACIONAL REVOLUCIONARIO

viernes, 11 de marzo de 2011

NECESITAMOS NUEVOS AGENTES SOCIALES

   A través de su vicepresidente, Arturo Fernández, la CEOE insiste en la necesidad de relacionar salarios y productividad, algo que sería visto con buenos ojos por casi todo el mundo, si no fuera por el hecho de que la patronal española no es digna de confianza y es más que probable que tenga en mente un "termómetro" de productividad "made in CEOE". Porque el problema no está en esa relación, sino en cómo determinar objetivamente cuánto salario merece determinada productividad y , atendiendo a la escasa catadura moral de la que siempre ha hecho gala la gran patronal española, es muy posible que otra buena idea terminara siendo corrompida por la mala fe para convertirse en un concepto esclavizante.

   Hasta hoy, unir retribución y productividad en un entrono económico neocapitalista ha significado únicamente que el trabajador haga más por menos, sobre todo en un país como España, donde el trabajo es un bien tremendamente escaso.

   Lo que defiende la CEOE no es ni bueno ni malo, simplemente es mentira. Al igual que lo es su deseo de que empresarios y sindicatos resuelven el "galimatías" de la contratación sin que intervenga el Gobierno.

   Lo mismo que en el tema de la productividad, la idea sería buena si ambas partes actuaran con honradez, cosa que obviamente no va a ocurrir porque ni la patronal busca soluciones justas ni las dos grandes centrales sindicales, UGT y CCOO, son ya sindicatos de trabajadores.

   Es cierto que hace falta solucionar nuestra falta de productividad, pero tanto de los trabajadores como de los empresarios. Si el quebrado ex presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, ganara en función de su productividad, la nómina le saldría a deber. Es cierto que hay que pagar mejor al que mejor trabaja, pero también lo es que debe ganar más el empresario que más y mejor lo hace. Productividad y competitividad no son criterios que sólo se ha de aplicar el trabajador, por el contrario, es el empresario el que está primeramente obligado a ser eficaz, aún cuando se trate de la tradicional riqueza heredada que tanto ha lastrado al empresariado español.

   También es cierto que nos hace falta un sindicato de trabajadores de verdad, nuevo, libre de sospecha y, por supuesto, que no haya sido untado por el Gobierno con patrimonio sindical. Necesitamos una organización en defensa de losd trabajadores que no esté encadenada, que se limite a cuestiones relacionadas con el trabajo y que exija tanto al empresario como al trabajador de forma que sea el mismo sindicato el que sancione al empleado desleal o al que no cumple.

   En realidad necesitamos nuevos agentes sociales, que sean conscientes de su responsabilidad como tales. Hace falta, de entrada, una organización que represente al empresariado español y esa no es la CEOE, una estructura enquilosada y obsoleta en la que pensan más los que más tienen, que actúan pensando únicamente en sus beneficios. También necesitamos una nueva educación laboral para que los trabajadores "reaprendamos" que hacer un buen trabajo por un sueldo justo es lo digno. Y, por supuesto, precisamos con muchísima urgencia unas instituciones y unos gobernantes que no sublimen la cultura del pelotazo, el oportunismo como sinónimo de éxito, el ganar mucho haciendo nada. Necesitamos empezar de nuevo.

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