La tónica de estupidez que aqueja a Occidente es tan grave que amenaza con devorarnos y puede llegar el momento en que nos creamos nuestras propias idioteces. El rollo, porque es un rollo, de Berlusconi con sus orgías y sus amiguitas de pago, independientemente de la edad que tengan, es otro culebrón patético que ha llevado a cientos de miles de italianos a manifestarse en defensa del respeto a las mujeres que no parecen tener esos mismos italianos cuando van a votar y deciden apoyar masivamente a un payaso que vende populismo barato y fácil. Y mejor aún es que las participantes de las orgías de Berlusconi son las primeras en sacar pasta, precisamente, a costa e haberse prostituido con un político relevante mientras cas un millón de italianos, muchos de los cuales seguro que han votado a Berlusconi, se manifiestan en defensa de algo que ni siquiera son capaces de definir.
Es cierto que el caso español, aunque patético, no incluye el lamentable espectáculo que tanto gusta a Italia, aunque también es verdad que no tenemos la potencia industrial de aquel país ni un crimen organizado, la mafia, que cogobierna el que es uno de los más potentes socios de la UE. No obstante, tendríamos que plantearnos a nivel europeo si queremos seguir con esta pantomima. Si los sueldazos libres de impuestos de todos los parásitos del Europarlamento justifican este aburrido y agotador exceso de fingida corrección política para mantener una Europa inexistente.
Ahora nos acercamos a nuestras elecciones municipales y autonómicas y , hasta el momento, no detectamos un atisbo de sinceridad y aún menos de brillantez en el panorama político. Mientras los italianos se dispersan en "reality shows" en losque aparecen las que fueron amantes del primer ministro, nosotros nos perdemos en los múltiples casos de corrupción, en el intercambio de acusaciones, en el "Faisán" y en el "Gürtel", mientras Caja Madrid reparte entre una decena de ejecutivos espabilidos 25 millones de euros después de que la caja acudiera al FROB, a nuestros impuestos, para salvarse de la caída.
No es la totalidad del cuadro, es sólo un retazo de él, pero ¿ de verdad queremos seguir decidiendo nuestro futuro en base a las estupideces de este puñado de mediocres ? ¿ De verdad somos nosotros, los votantes, tan mediocres para merecernos sólo esto ?
Si reflexionáis coincidiréis conmigo en que nuestros peíodos electorales son cada vez más lamentables, menos ilusionantes, más torpes y, sobre todo, mássin futuro. Berlusconi es sólo una muestra de laboratorio de lo que es la sociedad italiana y nuestra próxima campaña electoral será lo mismo de lo que es la ciudadanía española.
Es cierto, en cualquier caso, que si queremos mejores políticos tendremos que esforzarnos en ser mejores ciudadanos y eso exige un trabajo que no estamos haciendo ahora mismo. Nos quejamos de nuestros representantes y estos son aquellos a los que elegimos. El problema está tanto en ellos como en nosotros mismos.
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