BOLETÍN INFORMATIVO DISIDENTE NACIONAL REVOLUCIONARIO

viernes, 25 de marzo de 2011

HIPOTECA Y USURA

   La reivindicación ciudadana, fundamentalmente en la equidad y en la lógica, de que la dación del piso al banco sirva para liquidar la hipoteca, tuvo ayer su eco en el Parlament de Cataluña, y puede que lo tenga próximamente en una subcomisión del Congreso creada al efecto. Sin embargo, ni Zapatero, que concede en lo de la subcomisión para no quedar enteramente como el malo antisocial de la película, ni su mano derecha económica, Elena Salgado, están por la labor de emprender trámite ni medida alguna para que quienes se enfrentan al espantoso trago de quedarse sin casa por no poder seguir pagándola, no tengan, encima, que seguir pagando el bien que han perdido. Desde luego, con esa medida que la depauperada sociedad española demanda, se satisfaría a la equidad, pues se devolvería lo recibido, y la lógica, pues no se pagaría por lo que ya no se tiene, mas para Zapatero es más importante, según vino a decir él mismo en la sesión de control en la que fue interpelado sobre el particular, que a quien hay que satisfacer principalmente es a los bancos, y que semejante cosa les haría pupita. La anomalía jurídica que supone la obligación de entregar al banco mucha más dinero del que prestó, que tal es lo que ocurre con el desplome del precio de la vivienda y con las tasaciones infladas e irreales que los propios bancos hicieron, se alimenta no sólo con el mismo con que el Gobierno cuida la salud financiera de la banca, sino con una perversa confusión: lo que suscribieron quienes fueron al banco en busca de "manteca" para comprarse una casa no fue, en puridad, una hipoteca, que es una cosa que se establece sobre un bien del que es propietario uno, sino un préstamo corriente y moliente, por mucho que, para camelar, se le llame hipotecario. Así, si el banco prestó dinero, obliga, y despiadadamente cual es consustancial a la moderna usura, a que le devuelven dinero, y no un pisito o un adosado que no vales ni la mitad de lo que él, al prestar, estableció que valía. sean como fuere, y sin olvidar tampoco la responsabilidad de quienes obraron con cierta inconsciencia, esto de que la dación de la vivienda no sirva para cancelar la deuda es, lisa y llanamente, un aberración jurídica, política y moral.

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