El sanguinario etarra Antonio Troitiño, condenado a 2.232 años de cárcel por 22 asesinatos en los años ochenta, quedó ayer en libertad después de 24 años de reclusión, a pesar de que su salida de la cárcel no estaba prevista hasta el año 2017 en aplicación de la llamada «doctrina Parot», según la cual los beneficios penitenciarios se aplican sobre el total de las penas.
El terrorista que accionó el mando a distancia de coche bomba que en 1986 segó la vida de doce jóvenes guardias civiles en la plaza de la República Dominicana abandonó a las cinco y media de la tarde el centro penitenciario de Huelva seis años antes de lo previsto, gracias a una interpretación jurídica.
La orden de puesta en libertad, firmada por el magistrado Alfonso Guevara, ha cogido por sorpresa a Troitiño, a Instituciones Penitenciarias y al Ministerio del Interior. Su salida a la calle ha sido posible después de que la Audiencia Nacional aceptara su petición de realizarle una nueva liquidación de condena basándose en el criterio de doble cómputo establecido por el Tribunal Constitucional, en lugar de aplicarle la «doctrina Parot», aprobada por el Supremo.
Este criterio establece que se compute como prisión preventiva de una de las causas el tiempo que el etarra permanece en la cárcel mientras cumple condena por un delito distinto. En definitiva, una interpretación judicial le ha permitido quedar libre tras 24 años de cárcel cuando debía cumplir 30.
El Supremo ya acusó en 2008 al Constitucional de que con este sistema de cómputo se favorece a los reincidentes con penas graves. La fiscalía, por su parte, reclamó al Gobierno una reforma legal para evitarlo. El PP instó ayer mismo al Ejecutivo a buscar fórmulas para volver a meter en prisión a Troitiño tras denunciar que su excarcelación es «una vergüenza mayúscula». Para la Asociación de Víctimas es «una maniobra política».
Encuadrado en el «comando Madrid», Troitiño participó con José Ignacio de Juana Chaos en algunos de los atentados más sangrientos cometidos por ETA en la capital de España. Ambos fueron detenidos en enero de 1987. A Troitiño le relacionó con el asesinato, en 1985, del coronel Romero y su conductor, y la muerte, el mismo día, de un artificiero de la Policía, así como con el atentado que costó la vida al vicealmirante Escrigas. En 1986 participó en el asesinato de cinco guardias civiles en la calle Príncipe de Vergara.
La salida de la cárcel de Troitiño eclipsó ayer la puesta en libertad de José María Sagarduy Moja, alias «Gatza», el preso de ETA que llevaba más tiempo en prisión. Este terrorista salió del penal de Jaén después de 31 años y nueve meses entre rejas por dos asesinatos. A las puertas se abrazó con familiares y tras saludar a decenas de pro etarras de Amorebieta abandonó el lugar en coche mientras unos manifestantes proferían gritos contra ETA. «Gatza» entró en la cárcel con 22 años y salió con 53.
El terrorista que accionó el mando a distancia de coche bomba que en 1986 segó la vida de doce jóvenes guardias civiles en la plaza de la República Dominicana abandonó a las cinco y media de la tarde el centro penitenciario de Huelva seis años antes de lo previsto, gracias a una interpretación jurídica.
La orden de puesta en libertad, firmada por el magistrado Alfonso Guevara, ha cogido por sorpresa a Troitiño, a Instituciones Penitenciarias y al Ministerio del Interior. Su salida a la calle ha sido posible después de que la Audiencia Nacional aceptara su petición de realizarle una nueva liquidación de condena basándose en el criterio de doble cómputo establecido por el Tribunal Constitucional, en lugar de aplicarle la «doctrina Parot», aprobada por el Supremo.
Este criterio establece que se compute como prisión preventiva de una de las causas el tiempo que el etarra permanece en la cárcel mientras cumple condena por un delito distinto. En definitiva, una interpretación judicial le ha permitido quedar libre tras 24 años de cárcel cuando debía cumplir 30.
El Supremo ya acusó en 2008 al Constitucional de que con este sistema de cómputo se favorece a los reincidentes con penas graves. La fiscalía, por su parte, reclamó al Gobierno una reforma legal para evitarlo. El PP instó ayer mismo al Ejecutivo a buscar fórmulas para volver a meter en prisión a Troitiño tras denunciar que su excarcelación es «una vergüenza mayúscula». Para la Asociación de Víctimas es «una maniobra política».
Encuadrado en el «comando Madrid», Troitiño participó con José Ignacio de Juana Chaos en algunos de los atentados más sangrientos cometidos por ETA en la capital de España. Ambos fueron detenidos en enero de 1987. A Troitiño le relacionó con el asesinato, en 1985, del coronel Romero y su conductor, y la muerte, el mismo día, de un artificiero de la Policía, así como con el atentado que costó la vida al vicealmirante Escrigas. En 1986 participó en el asesinato de cinco guardias civiles en la calle Príncipe de Vergara.
La salida de la cárcel de Troitiño eclipsó ayer la puesta en libertad de José María Sagarduy Moja, alias «Gatza», el preso de ETA que llevaba más tiempo en prisión. Este terrorista salió del penal de Jaén después de 31 años y nueve meses entre rejas por dos asesinatos. A las puertas se abrazó con familiares y tras saludar a decenas de pro etarras de Amorebieta abandonó el lugar en coche mientras unos manifestantes proferían gritos contra ETA. «Gatza» entró en la cárcel con 22 años y salió con 53.
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