BOLETÍN INFORMATIVO DISIDENTE NACIONAL REVOLUCIONARIO

jueves, 14 de abril de 2011

GENTE MUY EXTRAÑA

   Los españoles tenemos una forma fatídica de hacer las cosas. Bien porque somos históricamente fatalistas o porque seguimos pensando que la dicha del vecino es a costa de nuestra desdicha, el asunto de la regularización de la situación de los chiringuitos es uno de los mayores exponentes de la estupidez que caracteriza a la clase política profesional y, por contagio natural, a las administraciones públicas.

   Pensad lo curioso que ha sido que, estando todos de acuerdo en el importantísimo peso económico y atractivo turístico que representan estos negocios de playa, has existido durante años una auténtica guerra interadministrativa para lograr algo con lo que todos estábamos de acuerdo: el hecho de que los chiringuitos son, por desgracia, de las pocas cosas atractivas que le quedan a la porquería de playas que tenemos, en el litoral malagueño en general y en el marbellero en particular, bañadas por un mar sucio y muerto como es el Mediterráneo. Aún es mejor el hecho de que las aguas de nuestras costas son un auténtico vertedero de heces únicamente porque las mismas administraciones dedicadas a defender el litoral las han dejado morir, cuando no han facilitado durante décadas el arma para matar al Mediterráneo.

   Es un chiste que la Dirección de Costas y el Ministerio de Medio Ambiente, que en su pertinaz incompetencia, han destruido las playas de buena parte de Andalucía, sean más papistas que el Papa cuando se trata de impedir el "impacto" medioambiental de un chiringuito. Un grupo de profesionales de la hostelería al que el Estado y la Junta han tratado como a delincuentes ecológicos cuando, sin embargo, esas mismas administraciones no tienen inconveniente en autorizar prospecciones petrolíferas frente a nuestras costas. Por supuesto, ni Medio Ambiente ni la Dirección de Costas parecen recordar que la plataforma Deepwater Horizon o los reactores de Fukushima no son chiringuitos. Ni el hecho de que la Junta no haga su trabajo con el saneamiento integral es culpa de los chiringuiteros, ni son las raspas de los espetos de sardinas lo que vierten directamente a las playas esos colectores que no existen.

   Cierto es de todas formas que el delegado municipal ( Marbella ) del ramo, Antonio Espada, tienen una memoria muy sectorial cuando culpa a los socialistas de lo que pudo hacer su partido en todos aquellos años en que el arrogante Aznar se dedicó a pasearse de la mano de Bush y Blair en vez de estar poniendo las tuberías que no tenemos.

   También es cierto que esos ridículos socialistas no han sido capaces de hacer la "o" con un cigarro sin que les salga con "h" y la terrible amenaza medioambiental que suponían un puñado de chiringuitos en las playas les ha preocupado mucho más que lo de ampliar la vida útil de las centrales nucleares mucho más allá de lo que han recomendado los técnicos, algo que, sin duda, nos pasará factura.

   Pero lo realmente curioso de toda esta mezquina estupidez que caracteriza lo de utilizar las administraciones para perjudicar al partido contrario es que no hay nadie con dos dedos de frente que piense que los chiringuitos hacen algún mal. Aún así, seguimos con nuestra mentalidad de ser capaz de perjudicarnos por perjudicar a nuestro enemigo. Realmente somos gente muy extraña...

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