En la ciudad holandesa de Den Bosch, el porcentaje de varones marroquíes de entre 12 y 24 años de edad considerados sospechosos de haber cometido un acto delictivo durante los últimos cinco años se sitúa en el 47,7%. Esto significa que, según datos oficiales, casi la mitad de los súbditos del Comendador de los Creyentes residentes es esa ciudad ha ”visitado una comisaría”. En otras poblaciones los porcentajes son similares: Zeist, 47,3%; Gouda, 46,3%; Veenendaal, 44,9%; Amerstoort, 44,6% …En Maassluis, Oosterhout, Schiedam, Nijmegen, Utrecht, Ede, Leiden y Den Haag, la proporción es mayor al 40%. Los delitos más frecuentes son los cometidos contra “la integridad física de las personas y el patrimonio”, que es un forma suave de aludir a la violación, las palizas multiculturales, el hurto y el robo con violencia.
Mención especial merece el caso de las adolescentes marroquíes. Por ejemplo, en Groningen una de cuatro señoritas norteafricanas de entre 12 y 24 años ha sido detenida o interrogada por la policía, es decir, seis veces más que las nativas de esas mismas edades . Los datos oficiales también indican que las magrebíes superan en actos antisociales a otros sectores tradicionalmente propensos al delito, como es el caso de los antillanos. Sumamente ilustrativo es el caso de Amersfoort, población donde las adolescentes marroquíes superan ampliamente en conflictividad a los varones nativos, lo que constituye un hecho difícilmente explicable.
Al parecer, los súbditos del sultán con residencia en el país de los tulipanes, siempre tan celosos de sus tradiciones mahometanas, han olvidado masivamente lo que el “Profeta”, sin ninguna ambigüedad, ordenó en la sura 5:38 (La Mesa Servida):
“Al ladrón y a la ladrona, cortadles las manos como retribución de lo que han cometido, como castigo ejemplar de Alá. Alá es poderoso, sabio”.
FUENTE: MINUTO DIGITAL
No hay comentarios:
Publicar un comentario